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Ayer mi esposo me comentó sobre una charla que vio, me pareció un tema completamente atingente a los pensamientos que últimamente han estado dominando mi mente y sobre lo cual les quiero compartir. Tiene relación con la comodidad de lo conocido o la tan amada zona de confort. ¿Qué diré?, a todos nos gusta estar allí, lo conocido nos produce tranquilidad, sosiego y en general la buscamos por todos los medios. Los nuevos colegios, nuevos trabajos, nuevas ciudades nos producen un estrés del cual generalmente huimos como  un gato que escapa de la lluvia. Lamentablemente no es la comodidad la que nos lleva a crecer como personas, esta zona de confort no nos guía a ser una mejor versión de nosotros mismos.  Claro está y parto por aclarar que podemos estar felices con quienes somos, has trabajado y te has esforzado, ¡felicidades! eres un ejemplo a imitar. Pero si en definitiva nos encontramos en una posición en que sabemos que podemos dar más, que notamos que abrazar la comodidad no

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